Me mire al espejo y me acomode la camisa, parecía ser una noche mas como la de cualquier joven virgen. Ya me había doblado las mangas, cuando suena la bocina del auto con mis amigos que me pasaban a buscar para ir a la matinée de The End (Boliche zona Flores).
Al llegar, se divisa la típica fauna autóctona del lugar. Para hacerlo simple de cada 10 mujeres 1 estaba buena, 2 eran dables, 5 calificaban con un “con tres copas de mas le doy” y las restantes dos eran bidentes (Si con b larga, tenían dos dientes nomás). Entre pitos, matracas y chamuyos sin efecto se hacen las 12 de la noche, y junto a mi grupo de amigos emprendemos la retirada con destino a casa.
Cuando íbamos camino a la parada del colectivo, se nos acerca un señor de tez morena y nos ofrece una invitación a una casa de burlesque. Nos miramos, dudamos mucho, y nos arrimamos a la puerta para ver que onda.
Yo era el mas indeciso – “no da para entrar”- “mira si nos drogan adentro”, era muy inocente en esa época.
Luego de dos minutos, y de que una compañera de la escuela pasara justo por delante de nosotros (mi suerte y yo), nos convencemos y entramos a “Woman”.
Nos sentamos y nos “invitan” una cerveza que obviamente tuvimos que pagar y junto a las Quilmes se acercan dos señoritas desprovistas de atuendos, que en conjunto sumaban media dentadura.
Nervioso por la situación, solo atine a reír y a hablar sandeces con la que se sentó en mi regazo. Lo único que recuerdo es que me dijo que se llamaba Julia.
Preguntamos cuanto sale la “consumición” y que incluía?, 20 pesos fue la respuesta, y el servicio es el básico.
En esa época ninguno trabajaba así que juntamos los pesos que cada uno tenía en la billetera y decidimos librar al azar quien seria el acreedor de la consumición. Luego de 3 lanzamientos de moneda, el destino decidió que fuera yo el “ganador” (Siempre tuve suerte para estas cosas, esta no fue la única vez… pero esa es otra historia).
Cuando me dirijo de la mano con Julia hacia una de las habitaciones, temblando de los nervios, escuche las palabras de aliento que necesitaba para darme valor… “Che, fíjate que me parece que es un traba”
Ya en la habitación con las ultimas palabras retumbándome en la cabeza le pido permiso a Juli y voy al baño a defecar (si!! justo en el momento previo al debut), ahí comprendí porque al susto le llaman cagazo.
Salgo del baño con ganas de huir, pero recordé que la mayor parte de mis prendas estaban en la habitación (No daba para salir en calzones por Flores, porque sino en vez de debutar la parte de adelante, me iban a debutar la parte de atrás).
Respiré profundo, y al entrar al cuarto estaba desnuda sobre la cama y por suerte no tenia nada colgando entre las piernas. Así que procedí a darle un buen uso a los 20 pesos invertidos, y dos minutos después ya era todo un hombre. (El proceso fue muy precoz)
Al volver a la mesa del cabaret recibí el saludo y los aplausos de mis amigos y ahí si llego el momento de emprender la vuelta a casa.
